Quienes hemos participado en procesos de clusterización, seguido nos hemos sorprendido al encontrar que entre menos formalidades se impongan, más fluido es el proceso y mejores los resultados. Todo es cuestión de dejar funcionar las reglas implícitas de las relaciones humanas, con una sola condición fundamental imprescindible: la existencia de un clima de confianza mutua que brinde la seguridad de que todos estamos actuando con objetivos similares y compatibles. Este es un ambiente en el que no sólo nos preocupamos por nuestros propios intereses sino también por los de los demás. Es el clásico ganar-ganar, tan fácil de expresar como difícil es de lograr.
La solución para un crucero conflictivo en Holanda
Pero no son los clusters los únicos en exhibir este ‘caos bien organizado’ que tanta frescura y dinámica da a los procesos humanos. Hace casi ya 4 décadas se inició un movimiento para aprovechar mejor el espacio público, movimiento recientemente bautizado como “espacio compartido” (shared-space), con los trabajos pioneros de Hans Monderman. Una pequeña villa en Holanda le encargó a Monderman, ingeniero de tráfico, resolver los problemas de una intersección muy conflictiva, pero le impuso una restricción importante al informarle la escasez de recursos.
Después de mucha observación y algunas pruebas, la solución de Monderman fue tan elegante como contraintuitiva: eliminó todas las señales de tráfico. El resultado: cayó el índice de accidentes a pesar de una circulación cada vez más rica en peatones y bicicletas. Lo más sorprendente es que en apariencia el proceso es caótico, sin reglas y sin embargo todo fluye mejor. Si quieren disfrutar esta sorpresa, no dejen de consultar el breve video (25s.) de YouTube en http://www.youtube.com/watch?v=3Wte5-_gCDQ&feature=player_detailpage, de donde se tomó la imagen que aparece al principio.
Por qué funciona
La lógica detrás de esta brillante solución es que al eliminar las reglas impuestas externamente se activa una nueva actitud de conductores, ciclistas y peatones en la que se vuelve muy relevante la consideración a los demás en el uso de los espacios públicos. Las observaciones de Monderman además señalan la importancia de construir el ambiente adecuado, por encima de cualquier indicación que se dé en forma de señalización.
¿Y en los clusters?
La conclusión que se deriva es sencilla, respetemos el proceso humano y pongamos especial atención en la creación del clima de confianza que permite aflorar las mejores actitudes de colaboración. En los clusters también hay peatones, bicicletas, automóviles y vehículos muy pesados. Con un ambiente adecuado todos salen ganando.
Filed under: Proceso Humano | Tagged: Capital Social, colaboración, Proceso Humano |
Deja una respuesta