Como todo sistema humano, el cluster es sujeto de las consecuencias de las virtudes y defectos de sus integrantes. Así como se beneficia ampliamente de los liderazgos y las expresiones de confianza mutua, se ve siempre amenazado por comportamientos menos elevados, en particular por aquellos inspirados por los intereses individualistas y el beneficio de corto plazo. Este último es un viejo problema, estudiado largamente desde diversos ángulos económicos, políticos y sociales. Se ha planteado en diferentes formas y contextos y se ha presentado en sus diversas variantes con elegantes títulos, tales como el «Problema del polizón», la «Tragedia de los comunes» y el «Dilema del prisionero».
Cada uno de estos casos presenta una expresión particular del problema, pero todos tienen su origen en la visión miope de quien pone su interés personal e inmediato por delante del interés colectivo. Lo más irónico es que, en el largo plazo, colaborar es la mejor estrategia aún para el más egoísta de los individuos.
El Polizón
Polizón es una bella palabra que enmascara, con un aire de aventura y de astucia, el abuso que representa el beneficiarse sin corresponder de un recurso por el que otros han pagado en una u otra forma. En la literatura en inglés se utiliza el término «free rider» que tal vez describe mejor esta actitud, aunque en nuestro idioma tenemos también términos más pertinentes y delatores como «oportunista», «beneficiarios gratuitos» y «gorrones». Este último, gorrón, lo define la RAE como «que tiene por hábito comer, vivir, regalarse o divertirse a costa ajena».
Soluciones
Como medida para controlar este problema, las sociedades han desarrollado como mecanismo primario estructuras de gobierno que a través de impuestos buscan hacer pagar, en forma más o menos equitativa y proporcional pero siempre obligatoria, a todos aquellos que se benefician directa o indirectamente de una acción o de un bien colectivo. Desafortunadamente, en el contexto de un cluster una solución de este tipo no es viable dada la naturaleza de afiliación voluntaria, de esfuerzo compartido y de beneficio abierto que, a la vez que lo exponen a estos abusos, son la fuente de su fortaleza y atractivo.
Como combatir a los polizones en un cluster
En un cluster, los polizones representan una amenaza a la viabilidad del esfuerzo ya que atentan directamente contra el equilibrio y balance de contribuciones voluntarias que sientan las bases para el capital social que a su vez dan origen a un ambiente de confianza y motivan a seguir participando y aportando.
Los polizones son hábiles, calculadores, tortuosos, tramposos, taimados, hipócritas y pícaros. Normalmente tratan pasar desapercibidos pero como no tienen la posibilidad de esconderse en la «profundidades del barco» su estrategia maestra es la simulación. Astutamente, se esconden haciéndose presentes en todas partes, simulando así que participan y colaboran. Otra estrategia socarrona a la que también acuden es la de anunciarse en otros foros como elementos clave en el esfuerzo, llegando a la osadía de ostentarse como propietarios intelectuales de la iniciativa y expertos en el tema. Para colmo, consideran motivo de orgullo el salirse con la suya, sacando mucho y poniendo nada.
El trato con los polizones es eminentemente tarea del líder del cluster. El primer paso para contrarrestar el efecto nocivo de los polizones es su detección e identificación. Seguidamente debe procederse a encararlos en privado, con datos y evidencias, dándoles el derecho de la duda. Bien puede darse el caso de que no estén conscientes de su actuación, aunque el mostrar ignorancia es una estrategia más su disposición. Cuando son confrontados, su reacción es la sorpresa y la cara de inocencia. Aducirán que se trata de una confusión y que cualquier retraso en cuotas u otras contribuciones no ha sido intencional y que ya tenían contemplado subsanarlo.
El polizón es sagaz para escabullirse de un reclamo privado, por lo que es muy probable que el caso deba llevarse al plano público. Aquí también es importante proceder con objetividad y respeto, pero no por ello con no menos asertividad. En público, deben buscarse compromisos concretos de parte del polizón, con indicadores claros y bien definidos en alcance y en el tiempo. Para ser efectivos, estos compromisos deben ser monitoreados y evaluados con la frecuencia necesaria para que en caso necesario se apliquen las medidas necesarias, inclusive llegando a la limitación de sus derechos y a la expulsión eventual del equipo.
El comportamiento de polizón tiende a ser patológico. Merece, como todos, consideración y una nueva oportunidad. Pero la tolerancia a estas conductas dentro del cluster debe debe ser cuidadosamente acotada ya que lo que está en juego es el interés colectivo.
Filed under: Proceso Humano | Tagged: Capital Social, colaboración, liderazgo, Proceso Humano |
Good point y me dejas una buena tarea que tomo con interés. Saludos