El Espíritu de un Cluster es el maridaje de Confianza y Pasión que le da sustento y energía. La Confianza entre los diferentes actores del Cluster facilita la acción conjunta y coordinada. La Pasión enciende la motivación y el coraje para enfrentar y vencer sostenidamente obstáculos de toda suerte.
Pero el Espíritu no siempre se muestra con la fuerza, la presencia y oportunidad que un Cluster exitoso demanda. Entre los estudiosos del liderazgo y el trabajo en equipo es popular una vieja anécdota que ilustra en forma peculiar este problema. Relata la experiencia de unos exploradores en el Amazonas que contratan a unos guías locales para que los conduzcan con presteza a cierto punto lejano en la profundidad de la selva. Las primeras jornadas, los guías fueron inigualables levantando el campamento al amanecer y abriendo camino con el machete, sin descanso hasta bien caída la tarde. Sin embargo, el cuarto día, los exploradores se encontraron con un inesperado cambio en el ambiente. Ya entrada la mañana, los guías se encontraban todavía sentados al lado de la fogata de la noche anterior, sin señales de querer moverse. Al ser cuestionados, su respuesta fue breve y concisa: «en estos días hemos caminado demasiado aprisa, debemos dar tiempo a que nuestros espíritus nos alcancen«.
Esto nos sucede con más frecuencia de la que pensamos. Presionados por la aparente necesidad de actuar rápido ante ventanas de oportunidad que amenazan cerrarse, se cae en el activismo irreflexivo dando poca oportunidad a la planeación y a la preparación de las condiciones requeridas para el trabajo en equipo.
En una responsabilidad compartida entre líderes y actores del Cluster, todos deben asegurarse de que el grupo cuente con los elementos que le den sintonía interna y con respecto a los objetivos conjuntos. Deben, también, ser conscientes y combatir aquellas actitudes y circunstancias que socavan el Espíritu del grupo.
¿Qué alimenta el Espíritu?
En resumen, el Espíritu del Cluster se alimenta de aquellos elementos que fomentan la confianza entre individuos y empresas y que avivan la pasión que impulsa a cada uno de ellos. Ni la confianza ni la pasión se dan por decreto. En el primer caso es el resultado de la práctica efectiva y repetida de las reglas escritas y no escritas que permiten anticipar el comportamiento de cada uno con respecto a los demás. Por su parte, la pasión es producto del entusiasmo personal que proporciona energía para una acción persistente y tenaz, y de la visión informada que da vigor y credibilidad a los objetivos individuales y colectivos.
El Espíritu del Cluster es un reflejo de las emociones, actitudes y sentimientos de las personas y depende por tanto de la atención que se le dé al proceso humano dentro de la dinámica del cluster. Ciertamente el cluster requiere estrategia y planes de acción pero estos de nada sirven si no se tiene el debido cuidado en el plano humano. Es esto tan importante que es posible afirmar que un grupo motivado (con espíritu) puede tener éxito aún con estrategias iniciales mediocres.
Hay que empezar por la persona. Un valor fundamental en este sentido es el del respeto por la perspectiva individual y, en contraparte el respeto del individuo por el grupo en su conjunto. No debe descartarse el humor como medicina preventiva y el esfuerzo continuo por que el proceso presente frecuentes oportunidades de aprendizaje y hasta de diversión. Un alma contenta y bien alimentada es siempre más creativa y está más dispuesta a colaborar.
Pero no todo queda en buenos deseos. Una prioridad desde Seguir leyendo
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