“Como individuos, no somos mucho más capaces que nuestros ancestros, pero como sociedades hemos desarrollado la habilidad para producir todo lo mencionado y mucho, mucho más”
del reporte “Atlas de la Complejidad Económica”
El anhelo intenso por entender como funciona la economía de los países y regiones y, sobre todo, entender como hacer para acelerar su desarrollo, ha llevado a economistas profesionales y aficionados a desarrollar todo tipo de teorías y modelos. En particular, la tendencia a simplificar para ofrecer herramientas más prácticas y manejables se ha reflejado en la multiplicidad de índices de naturaleza diversa, buscando incorporar algunos o todos los factores que presumiblemente hacen a una economía más eficiente y con mejores resultados para las poblaciones involucradas. Entre los intentos más destacados y populares están los Índices de Competitividad divulgados anualmente por dos instituciones suizas (el WEF y el IMD) así como diversos índices del Banco Mundial y la ONU. Son éstos análisis valiosos que permiten a los responsables de las políticas públicas el identificar líneas de acción en pos de un mejor desarrollo económico. Sin embargo, se quedan cortos en su capacidad de medir el potencial de crecimiento de los países. Esto es evidente por la baja correlación entre la posición que los países ocupan en dichas listas y su crecimiento económico, como lo ejemplifican particularmente los países del grupo BRICS.
Recientemente se publicó un estudio que presenta los resultados de un nuevo enfoque a partir de lo que se denomina Complejidad Económica (“The Atlas of Economic Complexity: Mapping paths to prosperity”, disponible en http://atlas.media.mit.edu/). Es el resultado de varios años de trabajo de un grupo encabezado por Ricardo Haussman, del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, y César Hidalgo, del MediaLab del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Los resultados de la aplicación de esta metodología a 128 países se presentan en la figura siguiente, en la que los países con un mayor Índice de Complejidad Económica aparecen con un color rojo más intenso.
El estudio presenta una alternativa a la manera tradicional de describir los artículos en términos de los materiales con que se producen. En la economía moderna es más relevante hacerlo a partir de los conocimientos necesarios para ello. En otras palabras, el producto es una manifestación de los conocimientos necesarios para identificar las características necesarias en sus componentes, la integración de éstos en el producto, así como la efectividad del producto en su propósito como tal. Es así como los productos son en realidad un vehículo de conocimiento, pero para su incorporación este conocimiento requiere de personas que lo dominen. Como ningún individuo es capaz de manejar todo el conocimiento embebido en un producto avanzado, esto requiere una reinterpretación moderna del concepto de división del trabajo de Adam Smith en la que esta división se hace Seguir leyendo
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