Aplicando el Principio de Subsidiariedad en la clusterización

“La Subsidiariedad es un principio sociopolítico que asigna derechos de decisión y responsabilidad. En una sociedad se considera que, por principio, las personas en lo individual y los pequeños grupos son capaces de conducir sus propios asuntos y asumir responsabilidad de sus decisiones (en el nivel “inferior”) . Las decisiones sólo deberás ser transferidas y tomadas a un nivel “superior” si exceden las capacidades de análisis, decisión y/o implementación del nivel “inferior”. Así mismo, se recomienda transferir las decisiones si los efectos van mucho más allá del ámbito propio” (Diccionario de la Economía Social de Mercado, R. Hasse, H. Schneider, K. Weigelt, ed.).

La relación gobierno-sociedad representa la aplicación más común del Principio de Subsidiariedad. En su forma más simplificada ésta se puede resumir en una frase: “Que haya tanta sociedad como sea posible, y sólo tanto gobierno como sea necesario”. En este caso no basta con descentralizar las decisiones y la acción desde una autoridad única hacia entes gubernamentales locales. Se pide ir más lejos llevando estas capacidades a la sociedad misma, beneficiaria al final de cuentas del esfuerzo involucrado. En una situación ideal esto llevaría a asignar en una misma persona o grupo los roles de autor, actor y beneficiario de la acción.

El Principio de Subsidiariedad con frecuencia se presenta acompañado del de Solidaridad. Aunque son en alguna forma conceptos complementarios, su naturaleza es distinta. El Principio de Solidaridad habla de la transferencia unidireccional de recursos, económicos o morales, hacia el más necesitado. Por su parte, el Principio de Subsidiariedad trata de la transferencia bidireccional de autoridad y responsabilidades. En este último caso también puede darse una transferencia de recursos pero ésta está subordinada y condicionada por la asignación de responsabilidades. Es pertinente señalar que la bidireccionalidad en la subsidiariedad no es simétrica sino que tiende a favorecerse las transferencias hacia los niveles ‘inferiores’ y sólo por excepción en el otro sentido.

Por otro lado, la Solidaridad es coyuntural e, idealmente, temporal y busca resolver desigualdades y desbalances de oportunidades. Por su parte, la Subsidiariedad es un principio de operación que busca la optimización del funcionamiento de una sociedad organizada respetando al mismo tiempo las libertades y motivaciones individuales.

¿Y esto que tiene que ver con los clusters?

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El Índice “BIG MAC” y la productividad a través de los clústers

¿Cómo hacemos que nos importe cada vez menos el tipo de cambio? La respuesta es simple, debemos preocuparnos cada vez más de la productividad y de agregar más valor a nuestros productos, de diferenciar y de hacer más competitivos nuestros negocios.

The Economist, importante semanario económico, prepara un índice basado en la teoría de la paridad del poder de compra,  bastante simplificado por cierto y sujeto a las limitaciones propias de este tipo de indicadores, denominado BIG MAC. Según este índice China es el país que más subvalorada tiene su moneda, por lo tanto en resto del mundo clama por la  apreciación del yuan, para poder competir con las mercancías baratas que provienen del país asiático y que por ejemplo están haciendo temblar a muchos negocios en países como Estados Unidos.

Pero, si nos preocupamos de diferenciarnos y de aumentar la productividad, a través de innovaciones y de agregar valor, el tipo de cambio que se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza en este mundo globalizado ya no es más que un dato, ya que si no podemos competir  por costos competiremos a través de la diferenciación.

Lo mejor en este caso, es comerse un BIG MAC mirando y proyectando los precios de equilibrio en el largo plazo, para no caer en la tentación de los movimientos especulativos y preocuparse más bien de usar instrumentos que permitan realizar coberturas cambiarias que aseguren la estabilidad y por lo tanto mejoren la probabilidad de rentabilidad en el largo plazo. Preocuparse también de mejorar la competitividad, reduciendo costos de manera permanente a través de diferenciación y agregación de valor.

Y es que es valor del tipo de cambio tiene al menos para efectos de este análisis una doble lectura, por un lado, es un dolor de cabeza para los exportadores, especialmente cuando no se ha trabajado en mejoras en productividad y en innovación y es por otro lado, un aliciente para aquellos que importan, que ven como sus costos de producción se reducen  gracias a un dólar bajo. Lo cual, ojo, puede convertirse en un espejismo en momento del calce.

Los clusters y la responsabilidad social del empresario

La compatibilización de los temas sociales y económicos ha sido el reto perenne de las sociedades. Múltiples soluciones han sido propuestas y probadas, y los costos han sido enormes cuando se ha trabajado demasiado cerca de uno de los dos extremos. De lo que no hay duda es que no podemos divorciar un tema del otro ya que a nivel del individuo son caras de una misma moneda.

Por su parte, en las empresas ha prevalecido demasiado tiempo que su propósito es puramente económico dejando los temas sociales al gobierno. Afortunadamente, desde mediados del siglo XX ha venido creciendo fuertemente  el tema de la responsabilidad social del empresario y de las empresas. Reconociendo que los clusters son al final de cuentas una estrategia de desarrollo económico, como practicantes debemos igualmente preguntarnos si estamos asumiendo nuestra responsabilidad social .

De acuerdo con el concepto de competitividad sistémica alemán (http://www.meyer-stamer.de/1996/cepal.htm), al cluster lo podríamos situar en el nivel ‘meso’, el cual articula el nivel ‘micro’ donde operan las empresas con el nivel ‘macro’, campo de acción del gobierno. En este esquema, en el nivel ‘meta’ encontraríamos los valores que promueven esta responsabilidad social de los actores económicos.

Micro

En el nivel básico de la empresa, hacia adentro la responsabilidad social de ésta se refleja en su política de relaciones con sus trabajadores, en particular en lo que respecta a la política de salarios y sus accesorios y de mantenimiento de las condiciones de trabajo. Igualmente interno es el establecimiento Seguir leyendo

Componentes para un mayor desarrollo regional

Desde Atacama, Chile, tenemos una nueva nota de Marynella.

Hace unos días en Buenos Aires,  atendiendo una invitación– todo incluido-  del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Instituto Interamericano para el Desarrollo Económico y Social (INDES) tuve la oportunidad de asistir, junto a colegas de otras regiones del país (Chile) y a actores de gobiernos subnacionales, gestores de proyectos y programas de clústeres y de aglomerados productivos de países como Brasil, Argentina, México y Uruguay, a un taller cuya finalidad era entregar herramientas que incrementen las capacidades a los responsables de liderar temas relacionados con desarrollo local.

Me gustaría compartir la experiencia en el marco de los que ha venido trabajando la Agencia Regional de Desarrollo Productivo (ARDP) de Atacama.

La visión  que se viene implementando para acelerar el crecimiento local y propender al desarrollo sustentable, reconoce que es necesario contar con un consenso que se genere desde el territorio y que se construya a partir de la interacción y un mayor conocimiento de las actividades que los diferentes actores aportan en el marco de las relaciones intersectoriales publico-privadas.

Uno de los temas en los que existe acuerdo a nivel internacional,  es que en aquellos países o regiones donde se ha logrado llevar a cabo mayores y mejores proyectos con indicadores de impacto medibles; el fortalecimiento de las redes regionales a través de la gobernanza territorial ha sido un requisito importante para encontrar canales de diálogo que facilitan el entendimiento y que ha servido para  identificar y concretar proyectos comunes, aprovechar ventanas de oportunidades, crear entendimiento mutuo y propender al dinamismo productivo.

Esta gobernanza de la que hemos hablado en la región en el marco de la Agenda y de los Programas de Mejoramiento a la Competitividad hace referencia a cómo las sociedades en conjunto dialogan y se escuchan, cómo priorizan Seguir leyendo

Clusterizar es un maratón no una carrera de 100m

 

Si quieres correr,

corre una milla.

Si quieres experimentar la vida,

corre un maratón.

 

Esta semana tuve la suerte de acompañar a nuestro segundo hijo, Humberto, a su primer maratón. Por alguna razón tomó la aparentemente poco lógica opción de estrenarse en esta difícil disciplina en un lugar emblemático que reúne a los mejores. Pero competir en Nueva York no es muy diferente al reto que enfrentan muchos clusters que, queriendo o no, enfrentan la globalización aún en su propia casa. Si se va a competir no debemos tenerle miedo a las grandes ligas, recordando siempre que el primer enemigo a vencer somos nosotros mismos y nuestro miedo a enfrentar retos desconocidos. Si sólo nos sentimos a gusto en situaciones familiares, pocas posibilidades de crecimiento estarán a nuestro alcance.

Una carrera de largo plazo

Viviendo relativamente de cerca su preparación desde que asumió  este reto, es tentador hacer comparaciones con el proceso de clusterización. En ambos casos se trata de esfuerzos especiales que implican nuevas situaciones  y requieren gran compromiso, constancia y sobre todo mucha perseverancia.  De hecho, la primera reflexión tiene que ver con la perspectiva del reto. No se trata de un esfuerzo de corta duración en el que la mejor estrategia es la de echar todos los recursos y hasta las reservas en el primer jalón. Los conocedores señalan que la estrategia es dosificar las fuerzas de manera de que los mejores tiempos se hacen en la segunda parte de la carrera.

Otro elemento en común es «Disciplina». Correr un maratón y arrancar y operar un Cluster no puede basarse sólo en improvisaciones de último momento, aunque éstas son a veces necesarias en momentos críticos. Es una disciplina que obliga Seguir leyendo