Hace unos día vi en la televisión una entrevista que se le hacía a una joven mexicana que le tocó vivir en Japón la experiencia de la triple catástrofe. Por encontrarse a más de 300 Km de la costa, la región en la que ella se encontraba sufrió sólo de los efectos indirectos del terremoto y el tsunami, en particular la falta de energía eléctrica durante más de 24 hrs. Ignoraron la magnitud de los hechos hasta que se recuperó la señal de televisión que pronto les trajo imágenes de la tragedia en proceso. Esta joven quedó impresionada de la reacción del pueblo japonés, sin embargo no compartía la serenidad ni la confianza en el futuro.
Para cerrar la entrevista, el conductor le preguntó por lo que más la había impresionado de esta experiencia. Su respuesta no pudo ser más inesperada. Relató que, al verla tan angustiada, los vecinos le preguntaban el motivo puesto que ya se habían hecho públicas las medidas que estaba tomando el gobierno además de que localmente la situación había regresado ya en cierta medida a la normalidad. Les respondió que no tenía confianza en los mensajes de las autoridades y que para ella la incertidumbre era cada vez mayor. La reacción a esta actitud fue de incredulidad y sorpresa: “¿qué en tu país no le creen al gobierno?.
Hemos aprendido a no creerle al gobierno (ni a nadie más)
Cuando repito esta anécdota localmente la reacción es una carcajada y un irónico comentario ¿y a poco los japoneses sí?. En efecto, en esta ocasión las autoridades japonesas no salieron muy bien paradas, mucho menos los ejecutivos de la empresa que operaba la central nuclear de Fukushima Daiichi. Sin embargo, estas reacciones señalan profundas diferencias entre ambos países en lo que respecta la relación gobierno-sociedad. Aún más, en nuestro caso esta desconfianza se extiende a otros sectores de la sociedad afectando el capital social en forma general.
Una encuesta realizada por la empresa Mitofsky el año pasado en México se refiere precisamente a esto. Las respuestas de la población sobre la confianza en los diferentes sectores arrojó los resultados en orden descendiente:
1. Iglesia
2. Universidades
3. Ejército
4. Medios de comunicación.
5. Instituto Federal Electoral
6. Suprema Corte de Justicia de la Nación
7. Empresarios
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