¿Cómo explicar tantas calamidades al mismo tiempo? Primero sentimos la llegada del jinete de la guerra reflejado en la Inseguridad y la Violencia que nos ha traído el crecimiento del narcotráfico en México y en particular en los estados contiguos a la frontera norte. Cuando apenas se organizaba el gobierno y la sociedad a combatirlo, vimos llegar un segundo jinete, el del hambre, en la figura de una crisis económica mundial que ha arrastrado economías de todos tamaños y niveles de desarrollo, y en particular la nuestra, tan articulada con la de nuestro vecino del norte.
Pero la inseguridad y la economía no están desligadas y su ataque combinado volvía la tarea más difícil. Aún así, con renovado espíritu continuábamos luchando cuando sorpresivamente llega un tercer jinete, el de la peste, con la forma de un nuevo virus para el cual aún no existen vacunas. Apenas estamos en la etapa temprana de esta epidemia y se desconocen sus alcances, pero la señal de alarma pasó ya nuestras fronteras y en esta semana se convierte ya en una alerta mundial.
Me han preguntado amigos de fuera de México sobre la magnitud de esta última amenaza, pero la información es aún confusa. Esta mañana, en una encuesta de un medio electrónico, las opiniones se dividían 50/50 respecto a si la reacción de las autoridades ha sido la conveniente. En lo personal, creo que se ha actuado con suma responsabilidad y mucha prudencia, tomando estrictas medidas con celeridad. Por su parte, la población ha reaccionado con mucha precaución y tal vez demasiado temor. Como se han de imaginar, hay mucha desconfianza en las autoridades y muchas sospechas de que esconden datos espeluznantes, pero mi sentir es de que están en el dilema entre alertar y no asustar demasiado.
Ya se han dado injustificados tumultos en los supermercados por el miedo de que estos cierren. Se han agotado los cubrebocas y la vitamina C, en un afán de contar con al menos una protección, que casi es sólo simbólica. Se llega incluso a situaciones casi cómicas como la de un trabajador de la compañía de electricidad que, solitario en la parte superior de un poste, soportaba estoicamente la incomodidad de trabajar con cubrebocas. Aún más, en el periódico esta mañana aparece una foto de un bañista en Acapulco luchando contra las olas, portando también su obligado cubrebocas. Una acción imprescindible, la suspensión de eventos masivos, ha implicado la cancelación de fiestas de quinceañeras y bodas. Indudablemente, las víctimas más tristes de todas estas medidas han sido los novios, quienes no se quejan de perder la fiesta sino la consumación.
En fin, creo que se están tomando las medidas adecuadas, con todo y las limitaciones de nuestro sistema de salud. Hay ya mucha conciencia entre la población y las calles se ven desiertas. Siento que lo crítico en el aspecto salud pasará esta semana, pero la repercusión económica va a ser sustancial. Se habla inicialmente de un impacto adicional al PIB de este año de -1.5%, con lo que cerraríamos el año con una caída superior al 4.5%.
Se preguntarán, como yo, por el cuarto jinete. Se temía que habría llegado esta misma semana cuando un terremoto sacudió la ciudad de México. Pero siento que vendrá vestido de político con motivo de las elecciones para renovar el Congreso Federal el próximo mes de julio. Con todo y los grandes avances democráticos que hemos vivido en los últimos años, es esta otra área en la que urgen cambios de fondo.
El lado positivo de una crisis tras otra es de que están haciendo cada vez más evidente la necesidad de reformas de fondo. Obama dijo recientemente que la crisis económica es una oportunidad demasiado importante para dejarla pasar. En nuestro caso son 4 crisis, ¿podremos hacer algo?. Al menos en lo que respecta a algunos de nosotros, estamos haciendo la lucha.
Alonso Ramos Vaca, Chihuahua
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