Rivalidad, Innovación y co-opetencia en un cluster

Co-opetencia

Un reto y a la vez una paradoja de la participación empresarial en los clusters es el lograr la colaboración entre rivales, normalmente enfrascados en una guerra de “suma-cero”. Esto ha sido denominado “co-opetencia” (‘co-opetition’), resultado de combinar las palabras competencia y cooperación. La Co-opetencia se logra cuando las empresas encuentran áreas de colaboración, normalmente no críticas para mantener una ventaja competitiva, pero con importantes oportunidades de eficientización. También se expresa cuando las empresas se dan cuenta que, en la globalización, la verdadera competencia no se da en los mercados locales sino en la internacionalización.

Bajo el esquema de cluster, esta colaboración se facilita ampliamente y los resultados son palpables en términos tanto de un mejor funcionamiento interno en la empresa, a través por ejemplo de reducción de costos, como en la creación de un mejor entorno económico, a través del desarrollo de infraestructura y una coordinación más estrecha y efectiva con las autoridades.

Rivalidad

Con ejemplos de este tipo se valida ampliamente la dimensión ‘cooperación’ de la co-opetencia. Sin embargo, poco se dice del efecto positivo de mantener un nivel saludable de competencia entre las empresas participantes en un cluster. La rivalidad local, entre competidores cercanos geográficamente, es tal vez el elemento menos anticipado dentro de las conclusiones de Porter, y otros autores antes y después de él, al estudiar las competitividad de las regiones. El cluster es indudablemente una gran oportunidad de trabajar conjuntamente, pero en el fondo lo que lo hace verdaderamente exitoso es el mantener la competencia por ser el mejor entre los mejores.

Innovación

¿Y que resulta de esta competencia local? un ambiente de mejora continua, mejores procesos y mejores productos, más eficiencia y más cercanía a las necesidades del cliente, mayor valor agregado y mejor rentabilidad. En pocas palabras, empresas más competitivas.

En un caso ideal, esta competencia podría darse igualmente entre dependencias gubernamentales por ofrecer una respuesta más oportuna y efectiva a las necesidades de infraestructura y servicios de las empresas o entre instituciones académicas desarrollando apoyos tecnológicos y de capacitación para cubrir los requerimientos actuales y anticipando las necesidades futuras.

Pero este efecto impulsor no se da nada más en el plano económico. En los deportes tenemos innumerables casos de regiones que, a partir de una feroz competencia interna,  destacan en una disciplina en particular y mantienen un dominio claro en los torneos internacionales. Con el Mundial de Futbol en puerta, no podemos dejar de pensar en el caso de Brasil.

También se da en las artes en las que el caso más destacado en la historia fue el de Italia en el Renacimiento. Particularmente en Florencia, se dieron las condiciones que reunieron a los grandes maestros de la pintura y la escultura en un ambiente de competencia constructiva donde el reto era vencer retos tecnológicos y estéticos cada vez  más elevados e inalcanzables. Aquí la competencia tomó un giro más amigable bajo el concepto de ‘paragone’, parangón o comparación en italiano.

‘Paragone’

Igualmente debe ser la competencia en un cluster. No se trata de innovar para superar y destruir al rival, sino aprovechar la rivalidad como un acicate recíproco para la mejora individual. Entendida así, la competencia conduce más fácilmente a la cooperación y a la co-opetencia.

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