Estimad@ Consultor@:
En esta nuestra querida ínsula Barataria estamos muy ilusionados y emocionados con nuestro proyecto de desarrollo económico basado en clusters. Ilusionados porque en él apostamos nuestro futuro; emocionados al vernos todos unidos y dispuestos a trabajar de la mano, haciendo a un lado los intereses personales. No es la primera vez que en Barataria nos decidimos a algo así, pero los esfuerzos anteriores han sido efímeros y no han servido más que como una vacuna comunitaria que vuelve cada vez más difícil la motivación, el involucramiento y el compromiso.
No podemos fallar de nuevo. Por esta razón me permito dirigirte estas letras ya que, en tu calidad de consultor@, juegas un papel clave en todo esto. No pretendo criticar vanamente ni despreciar tu larga experiencia tratando de imponer mis ideas. Mi intención es estrictamente constructiva y se alimenta también de algo de experiencia en el papel de receptor. Pudiera ser éste un relato extenso de inquietudes y preocupaciones pero, en respeto a tu carga de trabajo con este y otros proyectos que llevas simultáneamente, trataré de concentrarme sólo en algunas de las reflexiones principales. Tampoco se trata de sólo cuestionarte a ti, ya que al final de cuentas los beneficiados y por tanto los únicos responsables somos los habitantes de Barataria. Con esta perspectiva, algunos de mis comentarios van dirigidos a nosotros mismos.
Dicen por ahí que es de bien nacidos ser agradecido y no puedo avanzar sin reconocer sinceramente el valor de tu contribución como expert@ y de tu entrega como persona. Sobre esto último, reconozco el sacrificio personal que exige tu trabajo obligándote a pasar largos espacios lejos de tu hogar y tu familia. Por su parte, tu estancia acá nos ha permitido establecer una valiosa relación de amistad basada en la confianza, en la transparencia de intenciones y en la comunión de ideas y valores, algo que difícilmente se logra con las nuevas tecnologías de comunicaciones y el Internet. Esperamos verte por aquí tanto como sea posible y necesario.
Es muy pronto para hablar de resultados medibles pero ciertamente tu intervención ha provocado abonos sensibles a la cuenta de capital social y ha renovado la confianza en nosotros mismos y en nuestra capacidad de lograr cambios sustanciales en nuestro entorno y en la competitividad de nuestras empresas.
El tema de resultados me permite entrar ya en materia. Sabemos que muchos de los resultados se darán en el largo plazo, mucho después de que concluya tu intervención, que por necesidad debe ser temporal. Esto me lleva a resaltar mi primera preocupación, la de la sostenibilidad de la dinámica que ahora gozamos. ¿Qué estás haciendo o, más bien, qué estamos haciendo para que se dé esta continuidad? ¿Será suficiente la transferencia de la tecnología de intervención? ¿Bastará con capacitar a cluster managers? ¿Servirán de algo los análisis estratégicos sectoriales que por su naturaleza pronto serán obsoletos? ¿Cómo aseguraremos que los liderazgos locales permanezcan a pesar de los relevos periódicos en los gobiernos y los organismos civiles?
Sin duda, una buena parte de la respuesta está en el reforzamiento de los liderazgos locales y su institucionalización. Es éste un reto compartido que presenta con frecuencia una trampa en la relación región-consultor@. No es raro encontrar regiones que piensan que sus problemas económicos se resolverán tan sólo contratando apoyo de una consultoría externa. Su siguiente paso es transferir el liderazgo del proyecto al consultor asumiendo una posición pasiva y expectante. Es una posición cómoda ya que permite transferir igualmente la responsabilidad de un fracaso que de seguro vendrá. Como consultor@ debes resistir a estos intentos estableciendo claramente desde un principio las condiciones de tu intervención y asegurando que la región cuente con los mecanismos institucionales, con un liderazgo local de nivel suficiente y con el involucramiento de la triple hélice. De no contarse de entrada con lo anterior, su conformación deberá ser parte una primera parte necesaria en el proyecto. Después de todo, siguiendo la vieja metáfora, en estos proyectos el consultor es la gallina y la región el cerdo.
El liderazgo local debe ser reforzado por un mecanismo de supervisión del trabajo de los consultores, muy en línea con el puesto de residente de obra empleado para supervisar la construcción de grandes edificios. Así lo hemos puesto en práctica aquí, por lo que te pido lo veas no como un cuestionamiento a tu profesionalismo sino como un apoyo que te permitirá mantener un diálogo más objetivo y técnico con quienes te contrataron. Por otro lado, se supone que la calidad de la intervención del consultor@ no tiene por que cuestionarse ya que viene precedido de experiencia y recomendaciones. Sin embargo dado que cada caso es diferente, es necesario asegurarse que no se caiga en la tentación del ‘copy-paste’ ni en la imposición de soluciones “de receta”. El diálogo continuo y abierto entre el consultor y el “residente de obra” sobre los aspectos técnicos del proyecto ayudará a la creatividad, empujando los límites de lo posible e incrementando la energía del esfuerzo. Por su parte, el ‘residente de obra’ se convertirá en un aliado incondicional para vencer los inevitables obstáculos prácticos que plagan este tipo de proyectos. No es ocioso concluir este punto sin traer a colación la importancia de mantener esta relación en un clima recíproco de respeto y humildad, reconociendo las diferentes capacidades de aportar de las partes.
Por último tocaré el tema del costo de la intervención. Es muy difícil juzgar cual es el pago justo por el trabajo de un@ consultor@. Es un asunto muy controvertido que involucra múltiples variables de tiempo y alcance y no entraré en ello. Sin embargo, reconociendo las limitaciones económicas de las regiones que los contratan, aún cuando cuenten con apoyo externo, esperamos del consultor una actitud abierta a las oportunidades de mayor eficiencia, como puede ser la contratación de servicios locales en todo lo posible. Pero no son sólo los dólares los que pesan. Muy superior es el costo, frecuentemente despreciado, del tiempo y esfuerzo adicional solicitado a empresarios y funcionarios locales para participar en las diferentes sesiones y ejercicios, muy precarios a la luz de las responsabilidades diarias de todos ellos. Un uso juicioso y efectivo de este recurso es una obligación moral del consultor pero es sobre todo una manera insustituible de lograr la continuada participación de los diferentes actores.
Ya salió esta carta un poco más larga de lo esperado. Espero que tampoco peque de irrespetuosa y contravenga así su intención de aportar con oportunidad al éxito de nuestro proyecto. Sólo te reitero el agradecimiento mío en lo personal y a nombre de las generaciones presentes y futuras de Barataria. Y recuerda, estás en tu casa.
De todo corazón
Un empresario comprometido.
Filed under: Metodología y Proceso de Intervención | Tagged: colaboración, Desarrollo Económico, Estrategia, metodología, Proceso de intervención |
Deja una respuesta