Las patologías de un cluster

Nadie discute la importancia de contar con buena salud. Sin salud no hay nada. Sin embargo, la buena salud no se da sola, es importante tomar las

medidas preventivas y correctivas necesarias. La salud de un cluster es igualmente importante. Después de todo, un cluster bien puede considerarse como un organismo viviente, en el sentido que Arie de Geus asigna a las empresas exitosas, sobre todo por su capacidad de aprender.

Un sentimiento de buena salud, sin embargo, puede ser engañoso. Los síntomas de un problema pueden tardar en aparecer y mientras es así se pierde el tiempo para actuar. Es por eso que la ciencia médica ha desarrollado herramientas de diagnóstico poderosas y procedimientos de análisis que que buscan identificar en forma efectiva los problemas latentes y en desarrollo. Algo similar puede hacerse en lo que respecta a los clusters. Al igual que en la medicina, el instrumento básico es la observación y, a partir de ésta, la sistematización de la información en búsqueda de la confirmación de las relaciones causa-efecto que a su vez definan las acciones necesarias para mantener el desempeño óptimo.

La observación del funcionamiento de un cluster puede dar las primeras pistas para desarrollar esta disciplina terapéutica. Sin embargo, con toda y la complejidad del cuerpo humano, éste al menos responde a una conformación anatómica que presenta un patrón con relativamente pocas variantes y por tanto facilita el establecimiento de protocolos de amplia aplicación entre poblaciones diversas. En contraste, la gran variedad de enfoques y la aún más variada colección de condiciones en las que se aplica la metodología de clusters  obligan a proceder cautelosamente en este sentido. En un primer ejercicio de aproximación, es posible identificar algunas patologías comunes a través de sus síntomas evidentes:

  1. Pensamiento confuso – síntoma de una dispersión de objetivos o bien causado por el establecimiento de objetivos inalcanzables o en conflicto.
  2. Visión borrosa y/o Miopía – ocasionada por una insuficiencia en la función de planeación y agravada cuando sólo se tiene un enfoque de corto plazo
  3. Desorientación y desplazamiento errático – el grupo se siente perdido por falta de la dirección de un liderazgo efectivo o tal vez exista una rivalidad por el liderazgo con planteamientos divergentes. También se observa cuando no hay continuidad en la estrategia.
  4. Ceguera/Sordera – demostrada por despreciar la necesidad de contar con mayor información. También se observa cuando se ignoran de manera recurrente las señales manifiestas que urgen a un cambio de estrategia.
  5. Trastorno Obsesivo-Compulsivo – se insiste en repetir las mismas conductas y estrategias a pesar de que se ha demostrado su falta de efectividad
  6. Inseguridad – comportamiento inhabilitante provocado por una falta de confianza en las capacidades del propio grupo o bien por una falta de confianza entre los miembros.
  7. Estrechamiento de los conductos de comunicación – también conocida como ‘ateroesclerosis incomunicante’, es provocada por la acumulación de malentendidos, verdades a medias, chismes e intrigas por envidia. Los primeros síntomas son la descoordinación y la desconfianza.
  8. Órganos atrofiados – el organismo viviente del cluster no puede funcionar adecuadamente con la ausencia de actores importantes, sobre todo aquellos que le dan sentido a la ‘triple hélice’.
  9. Cansancio y debilidad generalizada – esto se refleja en un avance lento en los planes de acción y falta de resultados
  10. Desnutrición y anemia – la falta de recursos, en particular los de índole económica, para proyectos conjuntos debilitan la operación y ponen al cluster en riesgo de un shock paralizante
  11. Infección generalizada – provoca una falla sistémica en la que se ven atacados los diferentes elementos que dan sentido a la existencia del cluster. En particular corren peligro la función de liderazgo y la confianza que facilita la colaboración entre competidores.
  12. Problemas óseos – un elemento frecuentemente menospreciado en el funcionamiento de un cluster es la infraestructura económica que le da soporte. Una debida identificación de las necesidades y la respuesta con acciones pertinentes es una buena estrategia preventiva.

Estas son sólo algunas de las enfermedades a las que esta expuesto un cluster. Desafortunadamente hay muchas más, algunas provocadas por virus aún no identificados, por lo que no hay que bajar la guardia. Por lo pronto, la mejor prevención y la mejor cura está en contar con una buena metodología de clusterización, que nunca debe de dejar de ser sujeta de revisión. De cualquier manera, es importante no olvidar que lo más probable es que la falla esté no en la metodología sino en la instrumentación de la misma.

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