Hoy tuve la oportunidad de retomar el tema del asociacionismo con un empresario con larga trayectoria y peso en Chihuahua. Desgraciadamente fue un intercambio relativamente breve, pero me anticipé a pedirle una cita para trabajar más este tema desde su perspectiva y experiencia.
En esencia, para este empresario el eje central del asociacionismo es la confianza, una confianza que se gana sólo a través de un comportamiento confiable y previsible, basado en el desempeño previo. Como un contra ejemplo pone el caso de empresarios que sólo se asocian si mantienen al menos el 51%, sin darse cuenta que esto sólo genera desconfianza y por tanto resulta en una asociación sin perspectiva. Para él, el planteamiento correcto es una repartición más equilibrada de las tenencias accionarias, dejando el liderazgo no al eventual propietario del mayor porcentaje, sino de aquel con el mejor record de éxito.
Pero no necesariamente coincido con esta postura, ya que la considero limitada a un caso especial del fenómeno de asociacionismo. Si bien es verdad que los elementos de confianza y liderazgo son fundamentales, el planteamiento anterior no necesariamente refleja otros tipos de asociacionismo, que considero más poderosos y auténticos, en los cuales se comparte el liderazgo y en los que se logra una participación más equilibrada y balanceada. En este sentido, el compromiso y la entrega decidida son una característica común a todos los participantes y no son exclusivas del líder. Este es el caso del liderazgo múltiple, fenómeno común en los clusters, donde cada uno pone lo mejor a través de responsabilizarse de una parte del plan general de acción.
Filed under: Proceso Humano | Tagged: asociacionismo, Clusters, liderazgo |
Deja una respuesta