Aunque en diferente grado, la recesión económica global está teniendo fuertes efectos de corto plazo en la gran mayoría de las economías. Para algunas, como Rusia y México, el impacto en este año puede representar una caída en su PIB de más de 8%. En cuanto a la recuperación, las opiniones son muy diversas, pero en lo que si hay coincidencia es que el orden económico mundial verá aceleradas las tendencias, entre las que resalta la consolidación de China como gran potencia económica y la redefinición del liderazgo de los Estados Unidos en este rubro.
¿Alguna buena noticia?
A nivel microeconómico los impactos son aún más variados y también más sentidos. Se habla mucho del cierre de empresas, de la quiebra de municipios y de poblados y regiones que están perdiendo su principal fuente de trabajo. Afortunadamente, entre tanta noticia negativa se esconden algunas consecuencias positivas. Aquellas empresas, clusters y regiones que más pronto las identifiquen y se adapten estarán en mejor posición de asumir roles de liderazgo en la nueva economía que está emergiendo. Por lo pronto podemos identificar tres tendencias relevantes en este sentido: 1) impulso a la innovación, 2) cambio en los patrones de ahorro y consumo, 3) inclinación a estilos de administración más basados en la colaboración.
La recesión como madre de la Innovación
Así titula BusinessWeek un reciente reporte sobre la respuesta de algunas empresas ante la crisis económica (http://www.businessweek.com/innovate/content/jul2009/id20090722_943951.htm?link_position=link3). Concluye que la presión de bajar costos, abrir nuevos mercados y en general sobrevivir es un incentivo inigualable para retomar los esfuerzos de mejora que los tiempos de bonanza habían hecho aparecer innecesarios. A nivel local, esta semana me enteré de dos ejemplos emblemáticos. Una empresa distribuidora de gases industriales cortó a la mitad, de ‘golpe y porrazo’, su costo de transporte simplemente cambiando un procedimiento, decisión que no le llevó más de 5 minutos en implementar. Otro caso fue el de una empresa constructora que ahora tiene la mitad de su flotilla de vehículos ligeros sin movimiento como resultado de una nueva manera de operar con sus supervisores, para lo cual fue necesario revaluar las políticas de colaboración y confianza. Estas no son necesariamente medidas temporales. Una crisis ‘bien aprovechada’ puede resultar en saltos de productividad sostenibles en el largo plazo.
Menos consumidores y más frugales
Los tiempos, ya pasados, de las ‘vacas gordas’ propiciaron un consumo desmedido de artículos prescindibles. Es así como vimos en los últimos años la explosión de las marcas de lujo en prácticamente todos los mercados del mundo. Los vehículos de lujo, prendas de marca y joyas de diseñador se volvieron una necesidad. En paralelo, las tasas de ahorro cayeron estrepitosamente, llegando en algunas economías a valores negativos. Ahora las cosas están revirtiéndose. Las altas tasas de ahorro recientes y un consumidor más conciente se han combinado con efectos demográficos. La generación de ‘baby boomers’ llega a su época de retiro y las generaciones que la remplazan son menores en número. Ante este panorama, algunas empresas de gama alta están redefiniendo su línea de productos y servicios sin sacrificar la calidad y la imagen de calidad pero si ofreciéndolos a precios más razonables (http://www.businessweek.com/magazine/content/09_31/b4141026524433.htm). Aquí la pregunta es si los nuevos patrones de consumo se mantendrán en el tiempo o si, como ya a pasado en otras ocasiones, en la recuperación el consumidor pronto olvida y regresa a los viejos hábitos de derroche.
El Renacimiento de la Colaboración
En un artículo reciente de la revista FORTUNE, se plantea una pregunta interesante: ¿En la recesión, les va mejor a las mujeres (http://money.cnn.com/2009/07/22/news/economy/women.recession.fortune/index.htm). La respuesta afirmativa tiene sustento en algunos de los rasgos sobresalientes del ‘estilo femenino’ de administrar:
– Las mujeres prefieren los estilos de administración basados en la colaboración, sin mucha consideración por el rango en la organización.
– Tienen menos necesidad del reconocimiento de sus logros individuales
– Trabajan en redes sociales en forma natural y establecen relaciones más cercanas con su grupo de trabajo.
– Buscan nuevas ideas en una red más amplia de personas.
Es interesante notar la similitud de estos rasgos con los valores centrales del enfoque de clusters. ¿Será que esto refuerza las evidencias previas sobre quien está en mejor posición para encabezar un cluster?
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