Sin duda, el mayor reto de los lideres de proyectos de clusterización es el de cambiar la cultura de empresarios, funcionarios de gobierno y académicos hacia una colaboración más auténtica, centrada en el interés común. Quienes han estado al frente de una tarea de esta magnitud saben lo difícil y azaroso que resulta trabajar aún con un grupo relativamente pequeño y en condiciones más o menos controladas.
Ahora imaginemos lo que representa cambiar los hábitos y gustos de millones de personas de muy diversas regiones, poniendo en juego el futuro mismo de una empresa. Tal es el reto que Pepsi Co. se ha impuesto reconociendo la contribución de sus productos al creciente problema de obesidad mundial.
Con un título que suena a pleonasmo, el compromiso público de Pepsi (www.pepsico.com/annual09/human_sustainability.html) para disminuir el impacto negativo de sus productos en la salud es de alcance mundial y con importantes implicaciones en las formulaciones de sus productos, aunque para algunos aparecerá como insuficiente y demasiado tarde. Baste señalar que ofrecen reducir para el año 2015 el contenido de sal en sus principales marcas en un 25%. Para el 2020 esperan reducir la cantidad de azúcar en sus bebidas en 25% y la grasa saturada en ciertos ‘snacks’ en 15%. Pepsi también anunció recientemente que retirará sus bebidas azucaradas de las escuelas de todo el mundo para el 2012.
En el tiempo, mucho dependerá de la habilidad de Pepsi para convencer al público y al gobierno de que verdaderamente está a favor de reducir la obesidad. Su estrategia contempla tanto la reducción de ingredientes nocivos en todos sus productos como la introducción de nuevos productos más saludables y la promoción de estilos de vida igualmente más saludables, señalando la importancia de no sólo cuidar las calorías ingeridas sino también incrementar su consumo en el deporte y una vida más activa.
El reto no es trivial. Recordemos la experiencia de Coca Cola en los ochentas cuando trató de cambiar la formulación de su caballo de batalla con la introducción de New Coke. Fue tan abrumadora la reacción de sus clientes que muy pronto tuvo que regresar la Classic Coke al mercado. Fue un experimento en mercadotecnia que igual ha sido señalado como el error más grande de la historia y a la vez como la estrategia más ‘maquiavélica’ ya que a la postre su participación de mercado aumentó.
¿Tendrá éxito Pepsi? Es difícil saberlo, pero le deseamos la mejor de las suertes ya que en esta ocasión el objetivo anunciado es mucho más altruista. Ojalá y su ejemplo sirva de acicate para el lanzamiento campañas similares de muchas otras empresas cuyos productos, en mayor o menor medida, juegan un papel determinante en la salud de la humanidad.
Por nuestra parte como consumidores ¿estamos dispuestos a cambiar? ¿es la salud y la vida una razón suficiente para que cambiemos nuestros hábitos?
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Hola Alonso! muchas gracias por el post.
Cuadra completamente con un proyecto que estamos desarrollando en Cataluña hacia un cluster de la indústria del wellness. Es decir, hemos intentado mapear que indústria arrastra en la región este concepto del que tanto se habla: el bienestar de las personas.
Al consumidor ya no nos basta que nos ofrezcan productos, sinó también salud, bienestar y bienestar también mental y emocional, sabiendo que lo que compramos ha estado concebido y producido bajo criterios de humanización.
Es un reto estratégico de futuro el dotar de valor añadido wellness a los productos y servicios. Arda tarea pero vale la pena.
Un abrazo