El Riesgo, la Innovación y el Cluster

En estos días he sido invitado a participar en un grupo de inversionistas potenciales a quien se le ha solicitado apoyo para una empresa que aparenta tenerlo todo: un producto tecnológico a un precio muy competitivo y un mercado sustancial. Sin embargo, la empresa tiene ya 5 años de existencia y se encuentra en una situación que la ha empujado a buscar inversionistas externos. En esto ha tenido poco éxito y no necesariamente por los obstáculos obvios. Noto que hay algo más, menos definido, que me ha puesto ha reflexionar.

Porque aquí, como en muchas regiones en América Latina tenemos la constante preocupación de desarrollar empresas innovadoras, con productos de alto contenido tecnológico participando exitosamente en mercados de alto crecimiento. También aquí, como me imagino pasa en muchas otras regiones de América Latina, vemos que pasan los años y los esfuerzos resultan en pocos resultados. Desgraciadamente no siempre nos tomamos el tiempo de analizar el por qué, contentándonos con echarle la culpa a nuestro villano favorito, dependiendo de en que posición nos encontremos. Algunos culpan a un gobierno sólo preocupado por si mismo, otros a los empresarios faltos de visión, unos más a las universidades que no generan conocimiento y todos juntos a la competencia descarnada de la globalización.

no veoPero en este caso nuestro enemigo es más sutil, un enemigo que nos negamos a reconocer. En efecto, nos sobran excusas para disfrazar nuestro problema de fondo: la aversión al riesgo. Y no es que no tengamos empresarios emprendedores en nuestras tierras, es que desgraciadamente son muy pocos. La mayoría prefiere invertir en tierra y no en ideas, dejar el dinero en el banco en vez de ponerlo a trabajar en algo nuevo, pagar caro por una franquicia extranjera en lugar de desarrollar negocios afines a nuestra cultura y circunstancias. Una variante de esta actitud es la de considerar sólo negocios que den resultados en el (muy) corto plazo. Es así como, apoyados en la máxima “peso que no da tres, negocio no es”, dejamos ir grandes oportunidades de mediano y largo plazo.

¿Y cual es la principal víctima de la aversión al riesgo? … la INNOVACIÓN. Curiosamente, aún las empresas que nacen de un emprendedor dispuesto a arriesgarse, con el tiempo y el crecimiento pronto cae víctimas de este mal. Pero son doblemente culpables pues no sólo dejan de innovar sino que, aprovechando su ventaja de tamaño, se dedican a combatir la amenaza que representan los competidores emergentes con nuevas ideas. Peor aún, combaten hasta a los innovadores internos.

Han habido muchos esfuerzos tanto para cambiar la actitud ante el riesgo como para impulsar el espíritu innovador. En nuestro caso tenemos uno muy efectivo: los clusters. En efecto, el enfoque cluster permite bajar la percepción de riesgo al distribuirlo, junto con los beneficios correspondientes, entre los diferentes actores. Y la innovación, por su parte, se ve impulsada por la interacción de diferentes experiencias, inquietudes y puntos de vista.

Concluyamos con una cita de T.S. Eliot:

Sólo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos

pueden descubrir que tan lejos se puede ir

NOTA: con un par de clicks en Google, me encontré esta nota que trata con creatividad este tema:

http://headrush.typepad.com/creating_passionate_users/2006/01/death_by_riskav.html

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