Nuestros hermanos de Haití

El sismo del 12 de enero que devastó Haití ha despertado el sentido de solidaridad en todo el mundo. Al paso de los primeros días, la información ha ido definiendo un poco más la magnitud de la tragedia y la extensión del desastre. Los descomunales daños materiales son nada en comparación con las miles de víctimas. Igualmente dramático es la lucha por sobrevivir y aún están lejos las condiciones para pensar en la reconstrucción.

Ante este sobrecogedor panorama, los latinoamericanos debemos preguntarnos que podemos hacer para ayudar a un país hermano que enfrenta esta catástrofe con grandes limitaciones históricas. Indudablemente que deberemos participar en los esfuerzos inmediatos de ayuda humanitaria en la medida de lo posible, pero no podemos quedarnos ahí. Debemos pensar en las medidas de mediano y largo plazo que lleven a Haití el desarrollo que por tantos años lo ha eludido.

Debemos, igualmente, buscar nuevos mecanismos de colaboración internacional. En busca de éstos, podríamos estudiar algunos ejemplos de colaboración en otras regiones de Latinoamérica, donde prevalecen la cercanía y la afinidad, tal y como pasa en torno a Paraguay con apoyos de Brasil y Argentina.

En el diseño de estos mecanismos debemos pensar más en el fondo que en la forma. Pensar más en la persona y no solamente en los programas, presupuestos y estructuras organizacionales y mucho menos en los créditos y los honores. Al fin de cuentas, no buscamos el desarrollo económico por sí mismo, sino por el impacto que éste tiene en la calidad de vida de la comunidad.

Igualmente enfocado en la persona, debe ser el actuar de las empresas, con una responsabilidad social y ambiental que beneficie a las generaciones actuales y futuras. Por extensión, este mismo enfoque deberá privar en el diseño de los planes de acción de los clusters.

El drama humano que se vive en Haití es un muy costoso, desgarrador y extremo recordatorio de que la persona debe ser el eje de nuestras acciones en pos del desarrollo económico, sean éstas a través del enfoque de clusters o de algún otro.

Actuemos por nuestros hermanos haitianos a la mayor brevedad, pero no los olvidemos al cabo de unas semanas cuando una nueva tragedia lleve nuestros ojos a otra parte del mundo.

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Una respuesta

  1. Alonso, muy atinado tu artículo. Compartimos la esencia de tu mensaje de que, si bien es cierto que el terremoto del 12 de enero representa una gran catástrofe y es una gran pena que le haya sucedido precisamente al país más pobre de nuestro continente, no es menos cierto que Haití ya vivía una realidad bastante cruel. Esta es una oportunidad para unirnos para ayudar, pero no solo en el cortísimo plazo con ayuda humanitaria y de rescate, sino, y mucho más importante, con apoyo para el proceso de reconstrucción de toda la nación, en el mediano y largo plazo. Desde el Consejo Nacional de Competitividad de República Dominicana, apelamos a aportar cuanto podamos para elevar el nivel de vida de Haití, ayudándolos a generar oportunidades de desarrollo sostenible, productivo y competitivo. Cualquier aporte de ideas, iniciativas, programas y/o proyectos que desde RedLAC puedan surgir, estaremos más que dispuestos a recibirlos e impulsarlos con el apoyo de todos y de la cooperación internacional.

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