Hoy en día, el apoyo a la creación de empresas y apoyo a emprendedores están en su máximo auge en las economías emergentes, pero sobretodo en las latinoamericanas. Son creados un sinfín de instrumentos para el fomento y el apoyo para su creación, focalizados principalmente en la capacitación y acompañamiento. El instrumento que generalmente los gobiernos tanto nacionales como locales han impulsado, es el esquema de incubadoras de empresas, que tienen como función primordial detonar la creación de nuevos negocios. Pareciera que todo dependiera del acompañamiento y la consultoría que regularmente resulta ser una receta muy general y única para el fomento y desarrollo empresarial, sin tomar en cuenta las particularidades que se tienen en función de aspectos como: la cultura, la asociatividad local, la localización geográfica, las barreras de entrada sectoriales y otras más. Ahora bien, sin perjuicio de que las iniciativas de apoyo empresarial puedan ser de buena calidad o no, la cobertura de los instrumentos está lejos del nivel de generar impacto en la economía en su conjunto y se vuelcan a iniciativas incipientes de poca trascendencia debido a las condiciones económicas de los países latinoamericanos, tornándose así la urgencia de atender a grupos de empresas en lugar de unidades asiladas.
Aunado al esquema de los instrumentos de fomento y la creación de nuevas empresas, se ha adicionado un componente primordial para el desarrollo exitoso de estos emprendedores, y es la capacidad de asociarse en un núcleo de empresas que permitan hacerlas mas exitosas al finalizar el proceso de incubación. Regularmente la asociatividad desarrolla mecanismos de acción conjunta y cooperación empresarial, que contribuye a que las empresas mejoren su posición en el mercado, lo cual les permite tener una estructura más sólida y competitiva.
Si bien es cierto y comprobado que las empresas que trabajan de manera conjunta cuentan con el acceso a servicios especializados de tecnología, compra de insumos, comercialización, diseño, procesos industriales y financiamiento más fácilmente, también puede ser cierto que este esquema de asociatividad en el proceso de incubación puede agilizar el proceso de despegue de estas empresas, facilitando así la posibilidad de impulsar economías de escala que permitan tener acceso a mercados interregionales en los que quizás solas no habrían podido tener, debido a las limitaciones de tamaño y capacidad económica local.
Ahora bien, si por un lado la gran Industria focaliza sus esfuerzos y sus ventajas competitivas basándose en la articulación y desarrollo de Clusters, siendo estas exitosas, y nuestras economías tienden en gran parte a generar un gran número micros o pequeñas empresas, siendo estás las que generan el mayor número de empleos en nuestras comunidades, porqué no diseñar instrumentos de articulación estratégica para el fomento de la asociatividad a través de Micro-Clusters desde los procesos de incubación???
Luis Oliver Torres García
Chihuahua, Chihuahua, México
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