Si quieres correr,
corre una milla.
Si quieres experimentar la vida,
corre un maratón.
Esta semana tuve la suerte de acompañar a nuestro segundo hijo, Humberto, a su primer maratón. Por alguna razón tomó la aparentemente poco lógica opción de estrenarse en esta difícil disciplina en un lugar emblemático que reúne a los mejores. Pero competir en Nueva York no es muy diferente al reto que enfrentan muchos clusters que, queriendo o no, enfrentan la globalización aún en su propia casa. Si se va a competir no debemos tenerle miedo a las grandes ligas, recordando siempre que el primer enemigo a vencer somos nosotros mismos y nuestro miedo a enfrentar retos desconocidos. Si sólo nos sentimos a gusto en situaciones familiares, pocas posibilidades de crecimiento estarán a nuestro alcance.
Una carrera de largo plazo
Viviendo relativamente de cerca su preparación desde que asumió este reto, es tentador hacer comparaciones con el proceso de clusterización. En ambos casos se trata de esfuerzos especiales que implican nuevas situaciones y requieren gran compromiso, constancia y sobre todo mucha perseverancia. De hecho, la primera reflexión tiene que ver con la perspectiva del reto. No se trata de un esfuerzo de corta duración en el que la mejor estrategia es la de echar todos los recursos y hasta las reservas en el primer jalón. Los conocedores señalan que la estrategia es dosificar las fuerzas de manera de que los mejores tiempos se hacen en la segunda parte de la carrera.
Otro elemento en común es «Disciplina». Correr un maratón y arrancar y operar un Cluster no puede basarse sólo en improvisaciones de último momento, aunque éstas son a veces necesarias en momentos críticos. Es una disciplina que obliga a realizar investigaciones preliminares y aprender de otros casos similares. Además, ya con la estrategia definida, la disciplina es necesaria para dar seguimiento cuidadoso a los planes de trabajo y a la vez permite mayor eficiencia en el uso de los recursos que siempre parecerán insuficientes. Esto lleva a otro elemento común en términos de los sacrificios que inevitablemente deberán asumirse en pos de los objetivos establecidos.
El inicio
De alguna manera todo empieza desde el momento en que se toma la decisión de correr el maratón (o arrancar un cluster). Es entonces cuando se establece el mapa de ruta en que se define la preparación necesaria para el gran día. Para un maratón esto lleva varios meses, para un nuevo cluster no debería ser muy diferente. La preparación se hace con inteligencia además de gran voluntad. Es una construcción gradual de las condiciones físicas y mentales necesarias para enfrentar el gran reto. En la clusterización equivale a la definición de las metas, la confirmación de las alianzas necesarias y el establecimiento de los programas de trabajo detallados y su correspondiente mecanismo de seguimiento.
En su preparación, Humberto enfrentó problemas de diferente índole. Tal vez el más importante fue el conocer sus propias capacidades y enfrentar sus limitaciones iniciales. Esto dio pie para diseñar un programa de entrenamiento acorde con sus debilidades y fortalezas. La puesta en práctica de este programa fue todo un proceso de aprendizaje en si mismo que requirió ajustes frecuentes a medida que cada mejora en su nivel de desempeño hacía evidentes nuevas necesidades de mejora.
Algo importante a señalar es que en toda esta etapa, y en la siguiente, Humberto no estuvo solo. Fue fundamental para él enfrentar este reto haciendo equipo con alguien que compartía sus objetivos y sus ganas de lograrlo. Si en un reto tan personal como es un maratón el trabajo en equipo es muy relevante, ¿que podrá decirse del caso de los clusters?
El esfuerzo
En el gran día del lanzamiento se pone a prueba toda la preparación. El arranque debe ser mesurado y congruente con las condiciones y los recursos disponibles. De nada sirve una explosión de promesas y buena voluntad si no se tiene la capacidad de mantener el ritmo y la dinámica en el largo plazo. ¿Cuántos maratones fracasan en el primer kilómetro? ¿Cuántas iniciativas de clusterización nacen muertas?
Los siguientes kilómetros y meses se convierten en una serie interminable de obstáculos a medida que la realidad se hace presente y la magnitud del compromiso se vuelve estrujantemente evidente. Un enemigo temido por todos los corredores de larga distancia es «The Wall» (el Muro), el momento en que continuar parece casi imposible y se cuestiona la racionalidad del reto emprendido. Los clusters enfrentan situaciones similares cuando los obstáculos, sea por falta de recursos o alianzas fallidas, anuncian un fracaso inminente. En ambos casos hay una sola salida, reunir fuerzas y perseverar con la seguridad de que se encontrarán los elementos para continuar.
La continuidad
Pero terminar el maratón o arrancar un cluster exitosamente no es el final, sino el principio de una obra de gran alcance y magnitud. Es la construcción de un nueva manera de contemplar la vida y enfrentar sus retos. Una nueva seguridad de que con determinación y constancia somos capaces de muchas cosas. Esto nos obliga igualmente a tratar de hacerlo mejor cada vez así como a ampliar el alcance de nuestros objetivos. Es una espiral ascendente que conlleva beneficios a propios y extraños.
Para concluir, quisiera usar una reflexión de Humberto:
“La satisfacción de lograr algo siempre será mayor que el dolor para conseguirlo. El dolor dura una hora o varios días, pero la satisfacción del logro dura toda la vida”
Filed under: Reflexiones personales | Tagged: Clusters, colaboración, Competitividad, Globalización, metodología, Proceso Humano |
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