ESPAÑA CAMPEÓN 
En el día de la final de la Copa Mundial de Futbol es difícil escaparse a la tentación de arriesgar un comentario tratando de ligar el evento con los clusters. Habría muchos ángulos propicios para hacerlo, como la importancia de lograr un verdadero espíritu de equipo, la entrega de cada uno de los actores (jugadores, equipo técnico, directivos, afición), la preparación y la estrategia y hasta el factor suerte, por no mencionar el rol del Pulpo Paul y sus seguidores.
Pero en lugar de concentrarnos en los aspectos relativos a un equipo en particular, optaremos por comentar sobre un aspecto que involucra a varios equipos a la vez. En concreto nos referimos al tema de la competencia y la rivalidad local y regional como factor para elevar la competitividad. La relevancia de este factor en el plano económico fue identificada por Porter e incorporado en su modelo de competitividad. Su influencia, sin embargo, se extiende a otras actividades humanas y el deporte no es la excepción.
Competencia y rivalidad
En el futbol mundial este factor es muy evidente en el dominio de dos regiones donde la pasión alcanza niveles singulares, inesperados tal vez en las latitudes europeas pero muy compatibles con el espíritu sudamericano. A nivel individual, el talento y la destreza se encuentra en jugadores de todo el orbe pero su explotación y desarrollo máximo sólo se da con la participación de estos jugadores en las ligas europeas y sudamericanas. El nivel de competencia y rivalidad en estas dos regiones exige el máximo desempeño lo que en forma repetida se traduce en equipos altamente competitivos.
En la integración de un cluster, sin embargo, el manejo de la competencia y la rivalidad presenta Seguir leyendo
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Dibujos y diagramas son parte común de cualquier nueva propuesta para hacer las cosas mejor. Normalmente se ofrece un esquema simplificado, con triángulos, estrellas y diamantes en representación de los diferentes elementos a considerar. Los clusters no son la excepción, en el tiempo se han propuesto muchas versiones tratando de plantear el mejor modelo.
El caso de los clusters no es una excepción y es por eso que en este blog hemos hecho tanta insistencia en el componente humano en un proceso de clusterización. Esto obviamente no sorprende a nadie a posteriori, sin embargo parece que es un ‘hilo negro’ que reinventamos una y otra vez.
Como parte del creativo diseño del programa del Congreso Mundial de Clusters de TCI en Jyväskylä, se incluyó una serie de talleres paralelos en 5 temas que están dando pie a una reformulación del modelo de clusters. La premisa básica es muy sencilla y todos la vivimos: el mundo está cambiando a una velocidad nunca antes vista y en muchas dimensiones. Es verdad que el cambio ha sido siempre una constante, pero lo que estamos viviendo nos obliga a revisar en forma continua nuestros objetivos y sobretodo nuestra manera de actuar.
En el 12º. Congreso Mundial de Clusters organizado por The Competitiveness Institute (TCI) que tuvo lugar la semana pasada en Jyväskylä, Finlandia (www.clusters2009.com/), se programaron una serie de sesiones especiales enfocadas en diferentes regiones del mundo (Asia, África, Medio Oriente, Mar Báltico y Latino América) para presentar ejemplos destacados de procesos de clusterización.
En el total espíritu de RedLAC, de intercambio y colaboración, fui invitado por Luiz Marcelo Padilha a visitar la semana pasada el estado de Paraná en Brasil para conocer las actividades y los resultados de SEBRAE con los APL’s (Arranjos Productivos Locales), nombre con el que denominan a los Clusters en Brasil. Fueron 4 días de intensa actividad y mucho aprendizaje, iniciando en Curitiba y con un fin espectacular este sábado pasado visitando las Cataratas de Iguazú.
Al final de cuentas, lo que importa en un proceso de clusterización son los RESULTADOS en términos de una mayor competitividad de las empresas involucradas, una mayor derrama económica en la región y el impacto social correspondiente que lleve a una mejor calidad de vida para todos. Pero los resultados no se dan simplemente por los buenos deseos de quien propone la idea, ni por el hecho de contar con un elegante y vistoso plan estratégico ni aún por el acuerdo público de cooperación entre los sectores productivo, académico y gubernamental. Lo que se requiere son ACCIONES, concretas y efectivas, con un planteamiento bien estructurado y una implementación impecable.
El proceso de clusterización no es algo que se arranca en el vacío. Es tan sólo un ingrediente clave de una buena receta para el desarrollo económico. Un ingrediente muy importante, sin duda, pues contribuye con la consistencia que resulta de la aplicación organizada y sistemática de un modelo probado.
Frecuentemente es posible identificar el origen de la chispa que detona un proyecto de clusterización. Puede ser producto de una visita o una lectura de un funcionario de gobierno o de la inquietud de un empresario por mejorar su posición competitiva ante la globalización. Puede también ser una idea que nace simultáneamente en varios grupos de la región. De cualquier manera, si en cualquiera de estos casos se trata de alguien en una posición de liderazgo o influencia, le será relativamente fácil reunir los recursos y vender la idea para armar el equipo y las alianzas requeridas para su conversión en un proyecto regional. Tenemos así el “qué”.
Mario Bunge, físico y filósofo (discutido, denostado e idolatrado por igual) nos dice que de las interacciones entre seres humanos, cuando se ponen en juego las habilidades y virtudes de cada uno en un proceso de intercambio creativo y cooperativo, aparecen los “emergentes”.
Una tentación común en el arranque de un proceso de clusterización es la de convocar, sin mucha preparación, los primeros grupos de clusters. Normalmente esta convocatoria se hace ya sea en torno a las actividades tradicionalmente preponderantes o bien en torno a las actividades de moda, como son la biotecnología y las tecnologías de la información. En el primer caso, no se tiene la precaución de analizar las perspectivas de esas actividades tradicionales. En el segundo caso, seguido se pasa por alto el preguntarse si la región tiene las condiciones o la vocación para lanzar un cluster nuevo de esta naturaleza.
“Vu Jádè” es un término inventado a partir del anterior para describir el efecto opuesto, es decir, la adquisición de conciencia sobre hechos o fenómenos frente a nosotros pero que por razones diversas no habíamos registrado y por tanto permanecían hasta entonce fuera del alcance de nuestra percepción. Este es frecuentemente un resultado de nuestra tendencia a tratar de acomodar el mundo exterior a nuestros paradigmas y preconcepciones. Son, en otras palabras, los modelos mentales por medio de los cuales interpretamos la realidad. Es por eso que tendemos a ver solo lo que creemos. Esto puede ser peligroso pues estos modelos mentales son igualmente la referencia que utilizamos para la toma de decisiones sobre nuestro actuar.
Han habido numerosas experiencias a lo largo y ancho de América Latina con diferentes enfoques al desarrollo económico. Es éste un tema valioso para que por este medio iniciémos un intercambio que de seguro será de gran valor para todos. Quisiera hacer una invitación a la aportación de lecciones aprendidas y conclusiones de interés.